CRAWFISH ROCK, ROATAN – En un giro preocupante de sucesos, la comunidad de Crawfish Rock en Roatán ha sido el epicentro de una controversia que involucra a la empresa Prospera y su CEO, Erick Brimen. Según informes, empleados de Prospera llevaron a cabo actos de violencia contra miembros de la comunidad durante una reunión para elegir un nuevo patronato. Esta táctica, descrita por algunos como «neo-colonialista» y «pirata», marca un nuevo capítulo en la disputada presencia de la empresa en la región.
Prospera, anteriormente conocida como ZEDE (Zona de Empleo y Desarrollo Económico), ha sido acusada de emplear estrategias agresivas para intimidar y disuadir a aquellos que se oponen a sus operaciones. La comunidad ha expresado su fuerte rechazo a la adquisición ilegal de tierras por parte de la empresa, que se dice busca controlar las tierras que pertenecen a la comunidad de Crawfish Rock.
Miriam Miranda, líder comunitaria y voz destacada en la lucha, denunció en sus redes sociales la situación, describiendo la agresión contra una compañera, Vanessa Cárdenas, y criticando la influencia de inversionistas estadounidenses en la región. Según Miranda, la situación actual es un eco de la Doctrina Monroe, con comunidades negras de habla inglesa siendo asediadas por intereses foráneos.
La Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH) también se pronunció, condenando los actos de violencia y exigiendo una investigación oficial. El comunicado de OFRANEH resalta que Prospera-Zede no solo amenaza la soberanía nacional, sino que también perpetúa el terror, la violencia y el racismo. Además, la organización criticó la actitud de Prospera-Zede de pretender manipular el concepto de derechos humanos para justificar sus acciones.
La estrategia de Prospera de traer pobladores de otras zonas del país, principalmente población misquita, ha sido vista como un intento de crear división y debilitar la resistencia comunitaria. Este enfoque ha llevado a acusaciones de que Prospera se comporta como una entidad parasitaria, aferrándose a la comunidad contra su voluntad.
El Director del Servicio de Administración de Rentas (SAR), presente durante el incidente, expresó su solidaridad con Vanessa Woods, vicepresidenta del patronato, y reafirmó el compromiso del gobierno en apoyar la soberanía de la comunidad de Crawfish Rock.
El conflicto en Crawfish Rock no es aislado, sino parte de un patrón más amplio de resistencia y lucha por los derechos territoriales y la soberanía en Honduras. El llamado de OFRANEH a las 47 comunidades Garífunas y a otros pueblos indígenas y negros del país para unirse en solidaridad resalta la importancia de esta lucha no solo para Crawfish Rock, sino para Honduras en su conjunto.
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En un momento en que el país enfrenta desafíos significativos en cuanto a los derechos humanos y la protección del medio ambiente, los eventos en Crawfish Rock sirven como un recordatorio crítico de la necesidad de vigilancia y acción colectiva. La lucha por la tierra y la soberanía continúa, con la comunidad y sus aliados determinados a resistir lo que consideran una usurpación neo-colonial de sus derechos y recursos.