En un giro significativo en el caso del asesinato de Berta Cáceres, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) ha confirmado que Daniel Atala es el objetivo del más reciente requerimiento fiscal. Este movimiento judicial ha avivado el debate sobre si la justicia hondureña está lista para castigar a los actores intelectuales de crímenes, y no solo a los operativos.
La cautela reina entre los familiares y miembros del Copinh, quienes esperan que las recientes acciones legales no sean solo un espectáculo mediático sino un paso hacia la justicia auténtica. Bertha Zúniga, coordinadora del Copinh, y Laura Zúniga, hija menor de Cáceres, han expresado a través de las redes sociales que el requerimiento fiscal contra Atala debe ser solo el comienzo de un proceso judicial que responsabilice a todos los implicados en la estructura criminal.
El asesinato de Cáceres en marzo de 2016 desató una oleada de indignación global y puso en relieve los peligros que enfrentan los activistas ambientales y de derechos humanos en Honduras. Como líder del Copinh, Cáceres había liderado la resistencia contra el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca en el río Gualcarque, un sitio sagrado para la comunidad indígena Lenca.
Desde el brutal crimen, el caso ha estado lleno de controversias y lucha por la justicia. Las condenas previas de los ejecutores directos del asesinato no han satisfecho la demanda de justicia de la familia Cáceres ni de la comunidad internacional, que sigue de cerca el desarrollo de los acontecimientos.
Ahora, con el enfoque en Daniel Atala, hay una renovada esperanza de que la justicia no solo «morderá a los de pies descalzos», sino que también alcanzará a quienes podrían haber orquestado el crimen desde las sombras. La acción del Bufete Estudios para la Dignidad, actuando como acusador privado, junto con el apoyo del Grupo Asesor Internacional de Personas Expertas (GAIPE), busca fortalecer esta esperanza.
Sin embargo, la pregunta persiste: ¿Será este el caso que cambie el rumbo de la justicia en Honduras? Los próximos pasos del Ministerio Público y del sistema judicial podrían definir no solo el caso de Cáceres, sino también el futuro de la lucha contra la impunidad en el país. La comunidad Lenca y activistas en todo el mundo esperan que la respuesta sea afirmativa, marcando un antes y un después en la protección de los derechos humanos y ambientales.