La reciente decisión de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) sobre el recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de Amnistía Política (decreto 04-2022) ha generado fuertes reacciones, pero ha dejado al descubierto una preocupante doble moral entre los candidatos presidenciales del Partido Liberal
La CSJ resolvió, con una votación de 10-5, que no existen indicios de inconstitucionalidad en el decreto. Sin embargo, lo que ha pasado desapercibido en las críticas es el hecho de que para alcanzar esos 10 votos, fue imprescindible el apoyo de magistrados afines al Partido Liberal. A pesar de esto, los candidatos presidenciales liberales han optado por no pronunciarse sobre la participación de sus magistrados en esta decisión. Jorge Cálix, por ejemplo, ha sido uno de los más vocales en criticar la resolución, calificándola como un “acto de corrupción”. No obstante, ha guardado un inquietante silencio sobre el rol de los magistrados liberales que votaron a favor del fallo. Esta omisión no solo revela una evidente hipocresía, sino que pone en tela de juicio la coherencia de su discurso, en el que parece omitir convenientemente la responsabilidad de su propio partido. Por otro lado,
Jose Luis Moncada, asesor de Salvador Nasralla, también expresó su indignación a través de redes sociales, afirmando que los “magistrados liberales votaron con Libre”. Sin embargo, esta crítica no ha sido acompañada de un cuestionamiento directo hacia los magistrados de su propio partido, manteniendo así una postura ambigua que evita profundizar en la complicidad liberal en la decisión. El llamado “patriótico” de
Beatriz Valle, asesora de Cálix, tampoco ha escapado a la controversia. Valle instó al Partido Liberal a despertar y recuperar su carácter opositor, pero fue duramente criticada en redes sociales por su aparente incoherencia. Usuarios recordaron que Yani Rosenthal, actual líder del Partido Liberal, cumplió una condena por lavado de activos, y cuestionaron cómo se puede exigir cambio y transparencia cuando el propio partido no se desmarca de figuras señaladas por corrupción. El silencio de
Nasralla es igualmente llamativo. A pesar de que hace apenas unos meses calificaba al Partido Liberal como una “organización criminal” y a Yani Rosenthal como “narcotraficante”, Nasralla no ha hecho comentarios sobre el rol que juegan los magistrados liberales en la decisión de la CSJ. Esta aparente amnesia selectiva de los candidatos liberales y sus aliados refleja una clara contradicción entre lo que dicen y lo que callan. La decisión de la CSJ no puede entenderse sin el respaldo de magistrados liberales, y el hecho de que los candidatos del partido no se pronuncien sobre la complicidad de sus magistrados pone en evidencia un preocupante doble estándar. Mientras se llenan de discursos indignados contra la corrupción, evitan mencionar la responsabilidad de sus propias filas en decisiones clave como esta.