
¿Quién gana en el Partido Liberal?
Tegucigalpa, Honduras – El Partido Liberal enfrenta una crisis en proceso de crecimiento, tras las elecciones internas, donde las irregularidades en el conteo de votos han desencadenado el desarrollo de tensiones que aun no florecen y negociaciones ocultas. Mientras en las actas Jorge Cálix aparece como ganador, en el conteo real de votos Salvador Nasralla se impondría con solo un 11% de ventaja, segun las proyecciones de las autoridades del Partido Liberal. Este intento de fraude, detectado a tiempo por el Consejo Nacional Electoral (CNE), ha puesto en jaque a Nasralla y ha abierto la puerta a una serie de pactos políticos en los que Cálix busca consolidar su control en el Congreso Nacional.
El escándalo estuvo a punto de implosionar al Partido Liberal cuando se filtró un audio de una reunión entre operadores políticos de Cálix, revelando instrucciones para realizar un fraude electoral. Sin embargo, en lugar de una confrontación directa, el fraude ha dado paso a una negociación interna en la que Cálix y sus aliados buscan asegurar puestos clave en las planillas de diputados a cambio de estabilidad en el partido.
La maniobra de fraude alcanzó su punto de inflexión cuando un simpatizante de Jorge Calix filtró un audio donde Fabiola Abudoj, una de las operadoras políticas más cercanas a Cálix, transmitía órdenes directas para manipular las actas. La grabación provocó que la consejera del CNE, Ana Paola Hall, respaldara una resolución que impedía la contabilización automática de actas con inconsistencias o sin el uso del lector biométrico.
A pesar de esta decisión del CNE, la maquinaria ya había sido puesta en marcha. En las actas de las Juntas Receptoras de Votos (JRV), Cálix aparece con una ventaja del 7%, mientras que en el conteo total de votos Nasralla terminaba imponiéndose por un 11%. Este desbalance dejó en evidencia que el intento de manipulación electoral no solo fue real, sino que estuvo estructurado con precisión.
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Jorge Cálix exige diputaciones a cambio de No romper la unidad del Partido
Ante el fracaso del fraude, la estrategia de Cálix cambió de rumbo: en lugar de pelear directamente los resultados, ahora busca utilizar su peso político para garantizarse espacios de poder dentro del Partido Liberal. Fuentes cercanas al proceso han confirmado que Cálix exige ser incluido en la planilla de diputados por Francisco Morazán y, además, busca asegurar una casilla para su aliado Darío Banegas en el departamento de Cortés.
El problema para Nasralla es que, aunque ha reconocido que Cálix ganó en 11 de los 18 departamentos, él se impuso en los principales centros urbanos, asegurando su legitimidad como candidato presidencial. Sin embargo, esta victoria lo coloca en una encrucijada, ya que Cálix ha demostrado que tiene la capacidad de desestabilizar el partido si no se le concede lo que exige.
El conflicto se agrava porque la casilla que Cálix quiere en Francisco Morazán está prácticamente reservada para Iroshka Elvir, esposa de Nasralla. Esto pone en una posición incómoda al candidato, quien ahora debe elegir entre mantener su control en la estructura del partido o ceder ante las presiones de Cálix y sus aliados.
Más allá de las cifras y las posiciones dentro del partido, lo que está en juego es la credibilidad del proceso electoral y la transparencia de la democracia interna en el Partido Liberal. La posibilidad de que se esté negociando el control del Congreso Nacional como moneda de cambio para encubrir el fraude electoral es alarmante.
Si Nasralla cede a estas presiones, su discurso anticorrupción y de renovación política quedaría en entredicho. La pregunta que queda en el aire es: ¿se impondrá la voluntad de los votantes o prevalecerán los pactos oscuros entre las élites del partido?
Con el CNE aún revisando las actas y las negociaciones en marcha, el destino del Partido Liberal y su candidato presidencial penden de un hilo. Lo que está ocurriendo en estas mesas de negociación no solo definirá quién liderará el Congreso Nacional, sino también el futuro político de Honduras.