Tegucigalpa, Honduras – En una decisión que ha sorprendido el panorama político hondureño, Salvador Nasrralla, líder del Partido Salvador de Honduras (PSH), y Pedro Barquero, su aliado, anunciaron su retirada del Bloque de Oposición Ciudadana (BOC) la noche del miércoles. Este sorpresivo giro sucede justo cuando el Congreso Nacional confirmaba la ratificación de Johel Zelaya como Fiscal General del Ministerio Público, entre otros nombramientos clave, un movimiento que Nasrralla calificó de “pacto de impunidad”.
Sin embargo, fuentes cercanas a Nasrralla nos han revelado que la verdadera razón de esta renuncia radica en el resurgimiento político de Nasry Asfura dentro del Partido Nacional (PN). Con la reaparición de Asfura, figura prominente y candidato presidencial del PN en las elecciones de 2021, se desvanece la posibilidad de que Nasrralla sea designado automáticamente como candidato presidencial del BOC, sin la necesidad de elecciones internas previas en el PN.
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La estrategia de Nasrralla y Barquero tenia como uno de sus argumentos principales evitar la fragmentación y las luchas internas que podrían surgir de un proceso electoral interno, apostando por una designación directa que, según ellos, fortalecería la unidad del BOC. No obstante, la insistencia de Nasrralla por liderar una alianza electoral sin la validación de las bases del PN choca con la reaparición de Asfura y la expectativa de que el PN lleve a cabo sus propias elecciones internas para decidir su candidato presidencial.
Esta situación refleja las complejidades y los desafíos de formar alianzas políticas en Honduras, especialmente cuando involucran a figuras con un fuerte respaldo y legado dentro de sus partidos. La exigencia de Nasrralla por encabezar el BOC sin un proceso democrático interno dentro del PSH y el Partido Nacional, revela las tensiones entre la aspiración individual y los principios de representación y participación.
En sus publicación en redes sociales, Nasrralla invita a los ciudadanos a unirse a su movimiento, alejado de las cúpulas tradicionales asociadas al narcotráfico y la corrupción. Sin embargo, la crítica implícita hacia Asfura sugiere que la presencia de este último en el panorama político representa un obstáculo significativo para las aspiraciones de Nasrralla, evidenciando la complejidad de las dinámicas internas y las estrategias electorales en Honduras.
La renuncia de Nasrralla y Barquero al BOC pone de relieve los retos inherentes a la formación de coaliciones políticas en Honduras, especialmente en un contexto donde las figuras políticas buscan equilibrar sus aspiraciones personales con los procedimientos democráticos internos de sus partidos. Mientras el PN se prepara para su proceso de elecciones internas, la salida de Nasrralla del BOC marca un momento crítico de reflexión sobre la gobernabilidad, la democracia interna y el futuro de las alianzas políticas en el país.