
¿A cuanto estará vendiendo un ministerio Salvador Nasralla?
Tegucigalpa, Honduras. Lo que parecía una campaña basada en la anticorrupción y la “honestidad” se ha convertido en un desfile de contradicciones. Salvador Nasralla, quien durante la campaña interna acusó públicamente a Jorge Cálix de tener nexos con el crimen organizado, ahora le exige dinero a cambio de cuotas de poder en un eventual gobierno que aún no existe.
Sí, Nasralla le pide pisto al mismo hombre al que llamó «representante del narcotráfico», para irle repartiendo instituciones como si fueran terrenos en remate. Entre las entidades supuestamente puestas a disposición se mencionan COPECO, BANASUPRO, ENEE y BANADESA, con pagos mensuales y acuerdos bajo la mesa.
¿Cuánto vale un ministerio? Solo le faltó publicar el catálogo en Marketplace de Facebook.
“Nada es de ustedes, todo es de Iroshka”
Uno de los puntos más polémicos gira en torno a la presidencia del Congreso Nacional. Aunque en su momento Salvador Nasralla le ofreció a Jorge Cálix esa posición, posteriormente se la quitó para ofrecérsela a su esposa, Iroshka Elvir. La misma jugada hizo con la presidencia del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal (CCEPL).
Finalmente, Nasralla dejó claro que todos los espacios de poder “son de Iroshka”. El político que acusa a otros de promover el “Familión”, hoy intenta construir su propio clan político.
Pero no lo llaman nepotismo, lo ven como una “inversión familiar”.
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La venta de cargos públicos es corrupción
Lo más alarmante es que Salvador Nasralla ya estaría cobrando por cargos públicos, cuando aún ni siquiera ha ganado las elecciones. Esta práctica, claramente ilegal y moralmente reprobable, confirma que su discurso anticorrupción era una fachada.
Quien vende un cargo público, garantiza que el que lo compra llegue a robar.
Y en este caso, las acciones hablan más fuerte que sus eslóganes.
De «el más limpio» al más farsante
Durante años, Nasralla ha intentado construir una imagen de integridad. Sin embargo, los cobros por instituciones públicas, las contradicciones constantes y el nepotismo familiar lo presentan como el político más adelantado… a la repartición del botín.
Siete meses antes de las elecciones, el “más limpio” ya huele a lo más sucio de la política tradicional.