Salvador Nasrralla, figura conocida por su constantes cambios de postura, ha estado activo en la política hondureña, destacando recientemente por sus numerosas reuniones con líderes del Partido Nacional y el Partido Liberal, incluyendo a Yani Rosenthal. Estos encuentros han generado sorpresa, aunque no total asombro, dado el historial de Nasrralla de criticar vehementemente a estos mismos actores políticos, a quienes anteriormente había etiquetado de delincuentes.
La carrera de Nasrralla hacia la presidencia parece estar marcada por un cambio de táctica, donde ahora justifica a aquellos a quienes una vez criticó. Este giro en su estrategia ha sido evidenciado tras las declaraciones de Roberto Contreras, alcalde de San Pedro Sula, quien sugirió que Nasrralla sería precandidato presidencial del Partido Liberal (PL). Nasrralla aclaró que no buscará la nominación por el PL, pero confirmó sus interacciones con figuras clave de este partido y del Partido Nacional.
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Según Nasrralla, su participación en estas reuniones y acercamientos políticos con figuras como Ana García de Hernández del Partido Nacional y Romeo Vásquez Velásquez del Partido Alianza Patriótica, está motivada por su visión pragmática de la política, la cual describe como “el arte de hacer posible lo imposible”. Sin embargo, estos acercamientos han levantado cuestionamientos sobre sus verdaderas intenciones y la consistencia de su discurso político.
El uso del discurso anticomunista por parte de Nasrralla también ha sido cuestionado, particularmente porque en Honduras este enfoque ha tenido poca credibilidad y no logró éxito en las urnas en las elecciones de 2021, cuando el Partido Nacional lo utilizó sin éxito para mantenerse en el poder.
Además, Nasrralla ha expresado su rechazo a ser juramentado dentro del Partido Liberal mientras figuras como Eduardo Maldonado y Maribel Espinoza sean consideradas para la candidatura. Esto resalta las complejidades de su estrategia política y sus intentos de navegar entre diversas facciones dentro de un panorama político dividido.
«Estamos permanentemente en reuniones con todos esos sectores y dentro de cuatro semanas tendremos buenas noticias sobre las reuniones que tengo con el Partido Liberal y Nacional», comentó Nasrralla, sugiriendo que las próximas semanas podrían ser cruciales para definir su papel en la política hondureña.
Las constantes reuniones y el cambio de aliados plantean interrogantes sobre la autenticidad y la coherencia de las posturas de Nasrralla, quien parece estar dispuesto a adaptar su discurso y alianzas con tal de acercarse al poder ejecutivo. Su capacidad para justificar su cambio de postura podría ser un factor determinante en su aceptación entre los votantes que buscan consistencia y transparencia en sus líderes políticos.