
USAID Honduras
Tegucigalpa, Honduras – El mito de que la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID: La Herramienta de Intervención de EE.UU. en Honduras y el Mundo) es una entidad humanitaria ha quedado desmentido. Figuras clave dentro del sistema, como Elon Musk y Donald Trump, han admitido abiertamente que esta agencia no es más que una herramienta de intervención política utilizada por Washington para desestabilizar gobiernos y garantizar sus intereses geopolíticos. Honduras no ha sido la excepción.
Desde hace décadas, USAID: La Herramienta de Intervención de EE.UU. en Honduras y el Mundo y la National Endowment for Democracy (NED) han operado con el mismo propósito: influir en los asuntos internos de los países bajo la fachada de cooperación y financiamiento a la sociedad civil. En cada crisis política, campaña de desinformación o intento de golpe de Estado, siempre hay dinero extranjero detrás.
Estados Unidos ha utilizado USAID: La Herramienta de Intervención de EE.UU. en Honduras y el Mundo para desestabilizar gobiernos soberanos en América Latina y el mundo. En Venezuela, financió a Juan Guaidó con 98 millones de dólares; en Rusia, destinó 600 millones para propaganda anti-Putin; en Afganistán, parte de sus fondos terminaron en manos de los talibanes, alimentando el narcotráfico y la producción de heroína. Ahora, las pruebas apuntan a que en Honduras ha sostenido una red de medios y ONG con el objetivo de debilitar cualquier transformación estructural independiente de Washington.
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Medios y ONG: La Red de Desestabilización en Honduras
En Honduras, la injerencia de USAID se ha materializado a través del financiamiento a medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales (ONG) que se presentan como independientes pero que responden a una agenda clara: controlar la narrativa y frenar cualquier cambio político o económico que afecte los intereses estadounidenses.
Entre los medios beneficiados por estos fondos se encuentran Honduras Verifica, Contracorriente y Criterio, que han sido señalados en diversas ocasiones por su falta de neutralidad y su papel en la generación de escándalos y ataques contra el gobierno. Estos medios, que dicen defender la democracia y la transparencia, han servido de altavoces para agendas que buscan debilitar los procesos soberanos en Honduras.
A ellos se suman ONGs como la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) y el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), organizaciones que han sido financiadas con millones de dólares de USAID y que se han convertido en instrumentos para la presión política. Aunque se presentan como luchadores contra la corrupción, han sido señalados por actuar selectivamente, alineándose con los intereses estadounidenses y atacando únicamente a quienes buscan cambios estructurales reales.
El patrón es claro: los mismos periodistas que defendieron el régimen de Juan Orlando Hernández, hoy han encontrado un nuevo nicho de financiamiento en estos medios y ONGs. Sus discursos no han cambiado, solo han cambiado de patrones.
El Caso de Bukele y el Doble Estándar de los Medios
El propio presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha denunciado que USAID financia ONG para desestabilizar gobiernos. Sin embargo, cuando en Honduras se señala lo mismo, estos medios intentan ridiculizar la denuncia o desviar la conversación.
¿Por qué este doble estándar? La respuesta es simple: porque son parte del mismo engranaje de intervención. Mientras el financiamiento siga fluyendo, continuarán promoviendo agendas que favorecen a Washington, disfrazadas de periodismo independiente y activismo ciudadano.
Las denuncias contra USAID ya no vienen únicamente de gobiernos progresistas en América Latina. Elon Musk y Donald Trump han señalado directamente a esta agencia como una herramienta de intervención y manipulación.
Trump ha declarado que USAID ha sido infiltrada por radicales y ha puesto sobre la mesa su reducción o cierre definitivo. Por su parte, Musk la ha calificado de criminal, afirmando que su objetivo no es ayudar a los pueblos, sino financiar campañas de desestabilización bajo el disfraz de la cooperación internacional.
Si USAID cae, se derrumbaría una de las estructuras más grandes de manipulación global, que por décadas ha utilizado el financiamiento extranjero para imponer gobiernos afines a los intereses de Washington. Sin embargo, si la historia nos ha enseñado algo, es que Estados Unidos nunca deja vacíos de poder.
¿Qué Nuevo Mecanismo de Intervención Creará EE.UU?
Cuando un instrumento deja de ser útil, Estados Unidos crea otro. Ha sucedido antes y volverá a suceder. Ahora que USAID y NED han sido expuestas, la pregunta no es si EE.UU. dejará de intervenir en los gobiernos soberanos, sino qué nuevo mecanismo utilizará para continuar con su política de injerencia.
En el pasado, USAID intervino en Bolivia financiando proyectos que obstaculizaron el acceso de Elon Musk a tierras raras, un recurso clave para la industria tecnológica y energética. Ahora, con el auge de los gobiernos progresistas en América Latina y la resistencia a las políticas intervencionistas de Washington, nuevas estrategias de control podrían estar en marcha.
Desde el uso de fundaciones y ONGs hasta la manipulación de medios digitales, las herramientas para la desestabilización están evolucionando. Las recientes denuncias de Musk y Trump son solo el comienzo.
Las pruebas sobre el papel de USAID en la intervención política de Honduras son cada vez más evidentes. Su financiamiento a medios de comunicación, ONG y figuras políticas ha tenido un solo propósito: debilitar gobiernos soberanos y garantizar el control de EE.UU. sobre el país.
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